Álvaro G. Molinero reseñó ¿Qué hacer? de Vladimir Lenin
El programa del Credo
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Libro que encierra un par de tesis muy interesantes sobre cómo organizar un conflicto desde posiciones de poder muy desiguales, la tesis de la vanguardia y del círculo cerrado, pero libro también que nada en lo que podríamos denominar “la abundancia de información vanal para un lector del siglo XXI”. Es, desde mi punto de vista, el menos interesante de los libros de Vladimir Lenin. He extraído un par de citas que considero útiles. Las ideas-fuerza, por tanto, que quedan de este libro son: I) La revolución se organiza, no se improvisa; II) la participación en la revolución va a depender de la formación de cada persona y hay que intentar que el mayor número de personas esté formada en el pensamiento crítico.
“El programa del Credo: todo lo que sea rendir culto a la espontaneidad del movimiento obrero, todo lo que sea aminorar el papel del elemento consciente, el …
Libro que encierra un par de tesis muy interesantes sobre cómo organizar un conflicto desde posiciones de poder muy desiguales, la tesis de la vanguardia y del círculo cerrado, pero libro también que nada en lo que podríamos denominar “la abundancia de información vanal para un lector del siglo XXI”. Es, desde mi punto de vista, el menos interesante de los libros de Vladimir Lenin. He extraído un par de citas que considero útiles. Las ideas-fuerza, por tanto, que quedan de este libro son: I) La revolución se organiza, no se improvisa; II) la participación en la revolución va a depender de la formación de cada persona y hay que intentar que el mayor número de personas esté formada en el pensamiento crítico.
“El programa del Credo: todo lo que sea rendir culto a la espontaneidad del movimiento obrero, todo lo que sea aminorar el papel del elemento consciente, el papel de la socialdemocracia, significa –de manera independiente por completo de la voluntad de quien lo hacer-- acrecentar la influencia de la ideología burguesa entre los obreros.”
“Esto no quiere decir, naturalmente, que los obreros no participen en esa elaboración. Pero no participan como obreros, sino como teóricos del socialismo, como los Proudhon y los Weitling; dicho con otras palabras, sólo participan en el momento y en la medida en que logran (…) dominar la ciencia de su siglo y hacerla avanzar. Y para que lo logren con mayor frecuencia, es necesario preocuparse lo más posible de elevar el nivel de conciencia de los obreros en general. Es necesario que éstos no se encierren en el marco, artificialmente restringido, de las publicaciones para obreros, sino que aprendan a similar más y más las publicaciones generales. (…) que no sean encerrados pues los obreros leen y quieren leer cuanto se escribe también para los intelectuales, y sólo ciertos intelectuales (de ínfima categoría) creen que para los obreros basta relata lo que ocurre en las fábricas repetir cosas conocidas desde hace ya mucho tiempo”.
Por lo demás, las luchas intestinas, detalle a detalle, dentro de la socialdemocracia rusa, no son tema apasionante para intelectos generalistas, aunque deben ser valiosas para historiadores y analistas de la historia de las ideas políticas.